Por Paola Pérez, Bolivia.- Kyra Hoevertsz es “one happy girl”. Accede a una entrevista con una gran sonrisa en el rostro, la misma que estuvo durante su competencia y en el posterior entrenamiento para la rutina final del próximo miércoles. El eslogan de Aruba es “one happy island”. Los arubeños llevan esto a todos lados y Kyra no es la excepción. “El eslogan es literal. Nosotros somos felices, los arubeños somos buenas gentes”, afirma con orgullo.
Como parte de las reglas y elementos a puntuar durante la competición de la natación artística está la impresión artística; aspecto que se define, entre otras cosas, por los gestos durante la presentación. Pero la sonrisa de Kyra no es fingida, es natural porque vive una oportunidad más de llamarse Aruba.
Sabe que es afortunada por la oportunidad de representar a su país, pues ella y ocho deportistas más son quienes conforman la delegación de la isla caribeña durante los XVIII Juegos Panamericanos Lima 2019.
Aruba es uno de los países que, en la historia de los Panamericanos, nunca subió al podio; pero Kyra y su dupla Abigail De Veer, no se desesperan por conseguir una medalla. Al contrario, cumplieron su objetivo que era terminar séptimas en la prueba técnica y superar a Chile, el rival que en el reciente mundial de natación en Gwangju, Corea del Sur, estuvo por encima de la dupla feliz. “La cosa más importante hoy era disfrutar. Vamos a divertirnos, vamos a sonreír, vamos a pasarla bien. Estamos aquí porque queremos, no porque estamos obligadas”, asegura Kyra quien vive en el mundo de la natación al igual que toda su familia.
Su mamá y tía participaron en el equipo de Aruba durante los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984. Por supuesto que esto incidió en que, a los siete años, Kyra definiera dejar la natación y “probar” el “nado sincronizado”, como se conocía al deporte antes del cambio en el nombre implementado por la Federación Internacional de Natación (FINA).
A partir de eso, dedicó 14 años de su vida a lo que hoy le apasiona y para lo cual quiere seguir trabajando. “Soy muy joven para la natación artística”, comenta Kyra. Pero también es joven para ya haber culminado la carrera de marketing en Estados Unidos y, por si fuera poco, con honores y en tres años, uno menos que lo programado.
Por el momento debe decidir si continúa entrenando u opta por estudiar unos masters, aunque por su forma de referirse a la natación todo indica que la balanza se inclina por el “synchro”. “Ya terminé la carrera, ahora puedo nadar todo el día si quiero” señala, pero también sabe que, si quiere llegar a un juego olímpico, debe entrenar casi al 100%. Según ella, ahora ya no les alcanza para ir a Tokio 2020 debido al alto nivel que tendrán los 35 países que compitan en el torneo clasificatorio en abril próximo. Por eso califican a los Panamericanos como uno de los torneos mas importantes para la dupla donde pueden mostrarse y dar a conocer a todo el mundo lo que tiene Aruba para dar en futuras competencias. El objetivo real es Paris 2024. “Somos dos atletas de Aruba que venimos aquí y tenemos la oportunidad de mostrarles que es Aruba”, complementa.
Bajo ese cometido, la dupla entra en acción con la misma rutina para la competencia. Lo primero es el cabello. Lo peinan y le ponen gelatina para evitar que algunos cabellos salgan de su lugar. Luego está el maquillaje y la comida para después continuar con la rutina de flexibilidad. “La rutina en seco la hacemos para enfocarnos mentalmente, para conectarnos”, explica refiriéndose al repaso de la coreografía, pero fuera del agua. Ya en el calentamiento de rutina técnica se enfocan en los elementos mínimos que deben presentar (en el dueto son cinco) y luego, realizan un último repaso completo antes de competir.
La tranquilidad para el dueto de natación artística la transmite su entrenadora Leslie Sproule, una canadiense que se diferencia de otras instructoras enérgicas y rígidas. Quizás porque existe un margen de error mínimo entre presentaciones, una gran mayoría suele mostrar mucha exigencia con sus atletas, pero, por el contrario, Leslie trabaja mucho el aspecto mental de Kyra y Abigail. La arubeña Hoevertsz cuenta que Leslie sabe que nosotras podemos mejorar si nosotras queremos y que les dice “que no nos va a forzar porque ella no va a nada”. Eso no ayuda, solo pone a las atletas más tensas, más nerviosas. Y esto no va con el carácter de ninguna.
Querendona y orgullosa de Aruba y su familia. Kyra quiere dejar huella y lleva con orgullo el nombre de su país en la espalda de su uniforme. Podría representar a Holanda, pues también tiene el pasaporte de esta nación, pero no. Ella quiere ser siempre Aruba, la isla donde todos son amigos. “Quiero representar a mi isla, mi Aruba”, sostiene. ¿Por qué? Le preguntamos. “Porque es Aruba”, nos dijo.